Hambre


Mis hambres
me gritaron
que el universo no se calma con
gemidos
sino con actos
Amelia Biagioni-
 Hambres y Actos

 —Señor, ¿tiene una moneda?
Levanto mi vista del libro. Tiene unos nueve o diez años. Flaquito, con un pantalón de gimnasia agujereado, zapatillas gastadas y una campera gris raída. El cabello, muy engrasado, cae sobre su frente.
—¿Qué vas a hacer con la moneda?
—Comprarme algo para comer.
—¿Dónde vivís?
—Donde puedo.
—¿Con tu familia?
—Solo.
—Mirá. No te voy a dar monedas. Mejor vamos a ir hasta el mostrador y  le pedimos algo para comer.
—Bueno
Me levanto de la mesa del bar y vamos hasta el mostrador.
—¿Querés un sánguche o medias lunas?
—Sánguche
Le pido al mozo uno de milanesa completo y una gaseosa. Mientras esperamos le pregunto.
—¿Por qué te escapaste de tu casa?
—¿Y usté que sabe? —sonríe mostrando unos dientes desparejos.
—Intuición. Yo lo hice hace muchos años.
—El novio de mi mamá me pegaba.
Traen el pedido
—¿Querés comerlo acá?
—No, mejor me lo llevo. Así lo como despacito.
—¿Me lo envolvés por favor? —le digo al hombre mientras le pago—. Y agregale tres medialunas.
Salimos a la calle. Le doy la bolsita. La agarra con la mano izquierda y me extiende la derecha.
—Gracias.
Le estrecho la mano, le acaricio la cabeza y le doy una palmada en el hombro. Mientras lo veo alejarse pienso, con las manos en los bolsillos y el libro bajo el brazo, que se acaba de ir la única oportunidad de comer algo que me quedaba.

Osvaldo Villalba
24/07/2019

12 comentarios:

  1. ¡Durísimo, Osvaldo! Pero con un fondo lleno de ternura, sobre todo cuando se llega al final. Ese hombre hizo lo que la mayoría no hace, quizás porque comprendía bien el hambre.
    Muy bueno, me gustó.
    Un abrazo.

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    1. Efectivamente, sin decirlo el protagonista deja entrever que ya estuvo o está en una situación similar a la del chico.

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  2. Dicen que (cambiando un poco la frase original*) " el hambre es peor que Dios cuando pierde la paciencia. Leí este cuento recién, y me dejó en primera instancia, la sensación de una solución momentánea, algo que resolvemos con avidez en el momento, después pareciera que la vida transcurrirá igual. A veces, quienes afirman esto último, le erran mal, porque uno, después de vivir una determinada situación - como lo ocurrido en este relato - ya no es el mismo, y entonces uno re descubre que el problema del hambre es un problema que cala hondo en este mundo de siempre. El desamparo, el estar solo vagando por las calles, sumado a la falta de alimentos para sobrevivir, es cuesta arriba, seguramente, el chico al haber pasado por otras mesas antes de llegar al señor que le compra el sanguche y las facturas, no solo habrá recibido un no como respuesta, sino que la indiferencia también estuvo allí. Me pregunto, ya para terminar este comentario: ¿Cuantos hay todavía así, digo, personas que actúan tan fríamente en algún bar cuando un chico vende una estampida, o pide unas monedas? lo que ocurrió en este relato es un caso excepcional, y es una pena que de excepciones vivan los que más desamparados están allá afuera, en la calle. El silencio del Estado es vergonzoso, a tal punto de decir: El hambre es un crimen de Estado.

    Saludos Osvaldo, y seguí escribiendo, admiro tus escritos como a ti mismo. Damián, el amiguito de Jeremías.

    (* la frase a la que hago referencia es de Segundo Reyes que dice: La memoria es peor que Dios cuando pierde la paciencia")

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    1. Gracias Damián! Tu comentario justifica ampliamente la intención del relato.

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  3. Me alegra saber eso, ya nos juntaremos a beber unas copitas amigo mio!!

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  4. ¡Excelente, Osvaldo! Como siempre. Me encanta sobremanera el ritmo medido de la prosa, la economía de palabras, la claridad expresiva y el cierre que la convierte en una gema. Con pocas líneas me hiciste reflexionar mucho acerca de una historia que, quizás no imagines, hasta qué punto me ha emocionado. ¡Un abrazo!
    Ariel

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    1. ¡Gracias Ariel! Como siempre tus comentarios son muy motivadores.

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  5. Muy bueno Osvaldo, una dura realidad que golpea y duele. Me encanto el desarrollo del relato, con un final más que contundente

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  6. Me gusta mucho como escribis tenes magia

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