Si das la luz para
encender la vida
de tu hermano,
en ti brillará más
esplendorosa.
Albert Schweitzer
—Hola amor, ¿pudiste verlo?
—No, no. No me dejaron. Pero dice el médico que está bien, sin fiebre ni complicaciones respiratorias. Me permitió dejarle el celular. Así que vamos a llamarlo.
—Yo le dije que no fuera más a ese comedor. Que su probation ya se había cumplido, pero no me hace caso —dice ella sollozando.
—Ahí está —Raúl conecta la videollamada—. Facu. ¿Cómo estás? Aquí está mami.
—Hola pa, hola ma. ¿Cómo están ustedes? Yo mejor, casi no tengo tos. Menos mal que dejaste el celu, pa, porque estaba reaburrido. Ya me comuniqué con los chicos del comedor.
—¿Vas a seguir yendo, Facu? —pregunta Celia—. Allí te contagiaste.
—Puede ser ma —responde Facundo con una sonrisa—. Pero si seguía corriendo picadas me podía contagiar igual. Esta sentencia cambió mi perspectiva. Nosotros somos privilegiados. Nunca pasamos hambre. No sabés qué cariñosos son los pibes que venían al comedor antes de la pandemia. Ahora viene alguien de la casa a llevarse la vianda, pero ya va a pasar.
Osvaldo Villalba
01/09/2020
Nota del Autor
Este microrrelato fue creado a solicitud de la Fundación Madre Tierra, de la localidad de Morón. La Fundación publicó el libro EL AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA, para lo cual convocó a varios escritores a que participen con relatos o poemas, entre los cuales tuve el privilegio de estar.
Para la publicación en mi blog se agregaron la foto y el epígrafe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario